martes, 11 de marzo de 2014

Echando la vista atrás



Se paseaba nerviosa por el pasillo, mirando el reloj cada segundo, y el tiempo no pasaba. ¿Cuándo pensaba llegar a casa? Necesitaba salir, respirar, pensar ¿huir?

 

En el momento en el que oyó la cerradura, empezó a decirse que solo necesitaba un cigarro y despejarse, auto convenciéndose de que solo era un mal día.

 

-Hola Cariño ¿qué tal el día? –Bien, Oye necesito bajar al súper tengo que comprar algo que se me olvido antes. –Vale, hablamos luego.

 

Se calzó, copio el bolso, las llaves de casa, y las llaves del coche, aunque el supermercado estaba a 2 pasos decidió llevarlas consigo. Dio un beso al pequeño y otro al padre y salio de casa rápidamente.

 

En la calle cogió aire, se fue directa al coche arranco y estuvo conduciendo un rato, sin saber a donde. A la media hora se dio cuenta que llevaba dando vueltas sin sentido a la manzana; así que decidió aparcar y pensar, que estaba pasando por su cabeza.

 

Todo estaba bien ¿no?, su matrimonio estaba bien, su hijo llevaba 4 meses con ellos y era genial, no había problemas de salud, sus padres también estaban bien, tenia trabajo. Pero,  ¿por que no podía respirar?, ¿Por qué quería desaparecer?, ¿Por qué no tenia ganas de esforzarse? ¿Por qué no quería estar ahí?

 

Mentalmente organizó todo lo que iba hacer a partir de ese momento. Se iría, no tenia ganas de continuar, no era eso lo que quería, estaba cansada, harta, sin ilusión. Sólo hablaría con su padre pero no ahora cuando todo estuviera más calmado, no tenía ganas de que nadie intentara convencerla, no iba a cambiar sus planes.

 

Miro la hora, uff las ocho, el peque tiene que estar apunto de irse a la cama, pensó.

 

-¡¡¡JODEEEER!!!, ¡¡¡JODEEEER!!!, ¡¡¡JODEEEER!!! - Se sorprendió así misma gritando como una loca en el coche. ¿por que iba a dejarlo todo? Ni siquiera se había tomado la molestia de intentarlo.

 

Cogió el teléfono y llamo a alguien. –Hola, dame el teléfono de Juana. Tengo todo y quiero salir corriendo y no volver. Tendré que intentarlo ¿no? Gracias.

 

Y con su cita y con algo más de valor, volvió a casa.

 

-Cariño, he estado apunto de largarme sin importarme nada, ni siquiera vosotros; pero creo que debo saber por que, mañana voy a ver a Juana. – ¿y yo te puedo ayudar? – ya lo haces todos los días.

 

Parece mentira que hayan pasado más de 5 años. Hay que ser capaces de tomar decisiones en momentos difíciles.

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