jueves, 26 de marzo de 2015

Silencio


-No me mires así. Si no eres capaz de de mantener la boca cerrada, sal de la habitación.


-No quiero irme, estaré callada te lo prometo.  Silencio-¿Es necesario que te vayas ahora? Yo sola no puedo. Silencio ¿Nos vas a contestarme? ¡Sonia! Te estoy hablando

-Si no consigo que tú estés callada, lo estaré yo. Silencio Hoy no quiero discutir.

-Siempre consigues salirte con la tuya ¿Verdad? Silencio  Silencio -¿Por que me haces esto?

 

-No te equivoques, te lo haces tú. Eres tú la que no se respeta, ni a si misma ni a los demás. Silencio ¿Te has parado a pensar un segundo, que la que se va soy yo?  

 

-¿Ves? Crees que todo en esta vida gira a tu alrededor. Silencio No puedes decirme que yo soy la culpable. Te vas, tú me abandonas.

 

-Ja,ja ja. ¿Abandonarte yo a ti? Hubo una época en la que pensé que no sería capaz de vivir sin ti, y un numerito de esto me hubiera echado para atrás, pero no, ya no. Silencio  Ni tus chantajes harán que cambie de opinión.

 

Silencio  -No piensas decirme nada, quiero una explicación, ¡¡¡¡te lo exijo!!!  Silencio ¡Vamos! Di algo.

 

Silencio -Te quise, Te querré, te quiero, pero no a la persona que tengo hoy, ahora en frente, no; A esa no la reconozco. Adiós

 

Silencio

 


martes, 24 de marzo de 2015

Hoy, esto es lo que toca


Cuando alguien al que quieres muere, dicen que pasamos por muchas fases el duelo, negación, ira, dolor, aceptación.  
No se exactamente si he pasado por todos esos estados, me he quedado en alguno o no llegaré a ellos, pero soy diferente de la Maria de hace 6 años. 
Para mi sigue siendo un suplicio saber que mi padre no está conmigo, ni me volverá a llamar por teléfono, ni podrá achucharme, ni tener conversaciones geniales, ni nada de nada. El no está, es lo único que tengo claro, bueno eso y que duele, no siempre igual ni con la misma intensidad  pero estará ahí.
También es verdad que lo llevo a mi manera y esa es recordarle en vida diaria por lo que si tengo es lo que me enseñó, y es tanto que es imposible no hacerlo.
Estaría feliz sabiendo que somos mucho, yo diría todos los que le conocieron, los que se acuerdan a diario de el por qué fue tan intenso que ha dejado huella.
Así que hoy me acordaré mucho de él con una sonrisa inmensa, para que este donde este la vea.
TE QUIERO PAPA
:) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) 
¿Lo ves? Seguro que si 


jueves, 19 de marzo de 2015

Seis meses


Hace poco más de un año, en el sofá José y yo comentábamos los últimos días de los cursos de acogimiento, y con ello, que deberíamos estar preparados para el fin de la tranquilidad. ¿Por qué? Pues por que A grande siempre ha sido muy tranquilo, después de pasada su época de rabietas; y ahora se respiraba serenidad y silencio en casa, por lo que era previsible que si llega un nuevo peque a casa la cosa cambiaría. Y estábamos deseando "complicarnos" la vida de esa manera.
Y claro que lo hizo, la adaptación fue muy dura, no por A pequeña, que es un niño bueno y cariñoso, si no por que la entrada de un nuevo miembro a la familia ya formada, suponen cambios, por nuestra parte y por supuesto por la del recién llegado, que el pobre sin comerlo y sin beberlo se ve metido en una familia que él no conoce, que él no ha elegido y encima no sabe por qué.
Entonces los primeros meses, de esto va a hacer seis, fueron todo lo contrario a la tranquilidad acostumbrada.
A pequeña venia sin normas, comía bastante mal, solía dormir acompañado y con muchas pesadillas, la palabra no, ni la conocía, ni sabia lo que significaba, ni le interesaba, cosa normal con 3 años por otra parte si no hay referencias.
Poco a poco las normas fueron algo fácil de seguir, con bastante más esfuerzo consiguió comer casi de todo y sin fiesta diaria, ya me entendéis. Lo de dormir costo un poquito más, los miedos son irracionales y cada uno necesita su tiempo, pero ahora es un niño grande de 4 años que duerme solito y del tirón. Y aprendimos a frustrarnos con los noes y a seguir adelante con una sonrisa. Todo en tiempo record.
Y ahora, hoy , el día del padre en casa se respira tranquilidad, cada uno tiene su sitio, disfruta de su espacio solo o en compañía del resto de la familia, todo funciona. Hay días malos, pero de cada uno de nosotros como en tooodas las familias y hay tantos días buenos, que estoy convencida que haber decidido formar parte del mundo del acogimiento familiar es una de las mejores decisiones que hemos tomado nunca. 

lunes, 9 de marzo de 2015

Un mal día. ¿No os ha pasado nunca?

Lo malo de conocerse tanto, es que en días como hoy sabes que acabarás mal o muy mal, si, no hay término medio. 

Llevo días rara, "impertinente", que dicen mis amigas del norte, no hay nada realmente malo a tu alrededor, pero tienes la sensación que el mundo, los Astros, Dios, o quien tu mente imagine, cuando miras al cielo está en contra tuya. Y así me había levantado yo...

 

Como soy una persona que vivo en familia no puedes aislarte así como así, decidí pasar mi mal día, en modo "ameba", a saber, intentar pasar lo más inadvertida posible pero con niños, marido y en fin de semana complicado pero yo me lo habría propuesto, a cabezona no me gana nadie y oye iba a conseguirlo.

 

Los buenos días de rigor, por eso de no ser maleducada, desayunos, lavadoras; que maravillosos son los domingos, comidas para la semana. Todo transcurría bastante bien a pesar de mi cara, que según la mirada de mis chicos muy buena no sería, hasta nos fuimos a dar una vuelta con amigos y una cervecita pensando que lo peor había pasado. Pero no.

 

Tengo tendencia a acumular pensamientos dañinos, frases inacabadas y conatos de cabreo, y como eso de guardar sin necesidad no está bien, porque por la tontería más grande del mundo, hoy era un trozo de pan, si, un trozo de pan, intentas volver a acumular y terminas estallando, una pena, pero empiezas y no puedes parar.

 

Que si estoy de muy mal humor, ¡Que! ¿no ves que llevo todo el día evitándote para no tener una bronca?¡Que! ¿por qué no preguntas antes de hacer las cosas? Que no me soporto ni yo, así que vete antes de que diga una inconveniencia. y para rematar suelto,... Que estoy harta de esta mierda de vida que tengo.

 

Y después de soltar esa bomba yo me quedo tan a gusto solo por dos segundos no creáis que dura más el alivio, pero la cara de la otra persona es de, ¡madre mía! ¿tan malo es todo lo que vivimos juntos?.. Y no, no es tan malo, pero hoy todo es malo a mí alrededor.

 

Mientras mirando al suelo pienso que la he cagado pero bien, oigo la puerta y se ha ido. Normal, si a mí me chillan así también lo haría ¿no? Pero en menos de un minuto mientras pienso como arreglar el estropicio suena de nuevo la puerta y ahí esta él con cara de circunstancias e intentando hablar para culparse de todos nuestros males, de todos mis males.

 

Pero no puedo dejar que lo haga, ains si yo solo necesito estar con él más tiempo, tengo dependencia, siempre la he tenido. Si él está a mi lado yo puedo con todo, pero claro, no puede estar conmigo ¡Toooodooo! el día, tiene un trabajo, una empresa, una responsabilidad y yo lo que tengo es un mono de él que no me tengo pero que con la edad que tengo debería superar pero oyes, me cuesta ¡eh!

 

Entonces me mira y le digo exactamente eso, que cuando no está cerca de mi todo es más difícil, que me faltan horas al día para estar con él, que sé que no debo pedírselo porque es muy egoísta por mi parte pero lo quiero todo para mí, todo el día. Y ahora es cuando entiendo a mi padre cuando decía, no quiero que crezcáis, os tendría en una vitrina encima del piano para teneros siempre conmigo. Lo del piano debe ser algún trauma infantil, en casa nunca hubo piano.

 

Y aunque el día se presentaba muy muy duro y difícil, explotando tal y como intuía nada más levantarme también conseguí saber lo que me pasaba, y decirlo en alto terminó por poner en su sitio un domingo que se preveía negro en uno de  familia junta, pegadita a él.

Te quiero amor, qué paciencia tienes.



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Maria