viernes, 24 de junio de 2016

El sobre


Estaba sentada en la terraza, mirando al mar, era mi momento favorito del día desde que salí huyendo de su casa.
Abrí el sobre sin ninguna idea sobre lo que me encontraría.
¿Qué interés tenía mi padre porque yo tuviera el sobre después de mi espantada hace tantos años?
Así que cogí aire y abrí el sobre. Había un par de folios doblados y un paquete con fotos, fotos nuestras.
Empecé a leer ya con un nudo en la garganta, esto iba a ser muy difícil.
 
Gordita, te quiero.
No fui lo suficientemente fuerte para buscarte y decirte en persona que entiendo tu huida, que no tengo nada que reprocharte, que fuiste muy valiente.
Sé que ahora eres feliz y tienes una vida maravillosa. Sigue así te lo mereces.
No estés triste, tomaste una decisión acertada aunque eso nos separara, pero aunque nunca te lo dije, estoy orgulloso de ti, siempre lo estuve.
Esta carta llega tarde, muy tarde pero espero que puedas perdonarme.
Te quiere papá.
 
En las dos primeras palabras las lágrimas empezaron a caer sin poder remediarlo.
Era imposible leer sin pasarme la mano por los ojos, intentando secarlos.
No podía entender una frase seguida, mi cerebro no la procesaba.
¿Por qué papá? ¿Por qué tan tarde?
No se las veces que leí y miré las fotos, pero cuando Susana vino a buscarme ya era noche cerrada y yo no era capaz de articular palabra. Mi cuerpo tampoco se movía, estaba paralizada.
Los siguientes días pasaron sin quedar registrados en mis recuerdos aún hoy intento saber que me paso pero no lo consigo recordar, en algún lado donde guardamos eso que nos hace daño estarán.
He vuelto a leer la carta muchas, infinitas veces intentando entender que nos pasó, para dejar que nos distanciáramos tanto como para olvidar lo que nos queríamos, que era mucho.
El tiempo ha pasado, sigo leyendo la carta, estoy aprendiendo a perdonarnos

No hay comentarios:

Publicar un comentario