De repente me pareció su olor. Creí haberlo reconocido entre la multitud.
Lo busqué, lo seguí, pero no era él.
Me sorprendí acercándome mucho, olisqueando su aroma y mi mente viajó.
Me transporté a las noches de invierno con la chimenea, desnudos, besándonos;
A las tardes de sofá, peli y sueños;
A los viajes, conversaciones y roces;
A su mirada intensa en medio de la gente;
A mi deseo por él, a su deseo por mí;
A silencios eternos que decían todo;
A frases no dichas por miedo a perder;
A besos a escondidas;
A despedida sin un final;
A un adiós que nos dejó incompletos.
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Hola
ResponderEliminarHace poco que conozco tú blog y me pareces una valiente por abrirte en cuerpo y alma a los demás,yo no podría.
En algunas cosas me identifico contigo y creo que por eso hemos conectado,me gusta tú caracter,tú forma de ver la vida....,y aunque hace poco nos intercambiamos los teléfonos,con el blog parece que te conozco hace años.
Tenemos pendiente un día de parque con nuestros hijos y el hablar un ratito nosotras a solas.
Besos