De repente me pareció su olor. Creí haberlo reconocido entre la multitud.
Lo busqué, lo seguí, pero no era él.
Me sorprendí acercándome mucho, olisqueando su aroma y mi mente viajó.
Me transporté a las noches de invierno con la chimenea, desnudos, besándonos;
A las tardes de sofá, peli y sueños;
A los viajes, conversaciones y roces;
A su mirada intensa en medio de la gente;
A mi deseo por él, a su deseo por mí;
A silencios eternos que decían todo;
A frases no dichas por miedo a perder;
A besos a escondidas;
A despedida sin un final;
A un adiós que nos dejó incompletos.
jueves, 14 de julio de 2016
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