-¿Qué pasó?
El silencio se hizo insoportable. Las palabras ahogadas en la garganta no salieron, dejando cosas importantes que decir.
-¿Qué esperabas?
Nada. Fui poco ambicioso. Lo quería todo sin dar nada a cambio.
-Eso no es justo.
Lo sé, pero yo no puedo dar más.
-¿Entonces?
Dejé que se cansara de mí, alejándola poco a poco hasta que abandonó.
-¿Seguro?
No, pero no pregunté por miedo a que me quisiera tal cómo soy.
- Eres un cobarde.
Nunca he dicho lo contrario. No se dejar que me quieran.
- Te quiere a pesar de ti.
No quiero creerlo, no voy a pensarlo. No puedo afrontarlo.
- Un no te quiero, hubiera bastado.
Pero sería mentira. Y ella no se lo merece.
-Tú tampoco.