viernes, 23 de noviembre de 2018

Ausencia


No te has ido y ya me molesta saber que no estarás, me niego, me resisto. 

Te lo digo susurrando al oído mientras paso mis dedos por tu pecho, arriba, abajo, podría estar así indefinidamente.

Tú haces como que no me oyes y apuramos unos minutos más. 

Y al final te pido que me eches, me miras me besas y te levantas poco a poco desenredándote de mí.

Y cuándo consigo por fin separarme es cuándo empiezo a sentir que me faltas.

Que tus manos calientes ya no recorren mi cuerpo, ni aprietan mi piel y me siento vacía.

Qué tus besos y mordiscos en mis labios me dan oxígeno para respirar.

Que tus gemidos y ruidos que tanto me excitan no se oyen.

¿Cómo hago para pasar sin ti? Tú puedes sin mí, lo sé.

Duele.

Y tendré que acostumbrarme porque nunca día te irás pero para siempre y entonces el recuerdo de nosotros juntos no me servirá.

¿Y entonces?