Últimamente lloro.
Lloro muchiiissimo.
No pasa nada.
Lloro de felicidad, de agotamiento, de miedo, de satisfacción, de enfado, de alegría, de desesperación, pero también de esperanza.
Es algo que me lleva acompañado unos meses y ya no me "preocupa", ni para bien, ni para mal.
Forma parte de mi forma de entender mi vida ahora y es algo más en esta montaña rusa en la que vivo.
Cómo lo "uso" para infinidad de sentimientos me está resultando bonito, simple, agradecido, imprescindible para continuar.
Me flipa empezar un año y eso que el empiece de este no me ha gustado mucho, pero no he dejado que jorobe las ganas de empezar 2025, es como un lunes gigante, ya sabéis por qué lo digo.
Así que mi deseo este 2025 es seguir llorando, por qué significa seguir viviendo.
¡Qué ganas te tengo año nuevo!