Me despierto buscándote a tientas con las manos.
No enciendo la luz porque será real que no estás.
Fui yo quién te apartó, lo se, pero mi cuerpo te busca.
Anhela tu calor, tus manos recorriéndolo , llegando a todos los rincones.
Pensé que sería más fácil terminar, que no me costaría desprenderme de ti, pero estás muy dentro.
Sin pretensiones llegaste, y poco a poco, probablemente sin pretenderlo te hiciste imprescindible y yo me deje querer.
Era tan fácil hacerlo.
Y ahora solo tengo tu recuerdo que evoco a todas horas y me doy cuenta que no debí irme que quizás ésta vez era de verdad era por la que merecía luchar.
Aquí estoy sobreviviendo a la decisión de dejarte marchar, de que solo seas el maravilloso recuerdo de lo que podría haber sido.
Sufriendo por decisión propia.