Me he despertado sintiendo el roce de tus dedos en mi piel.
¿Dónde estás? ... silencio.
Era real, mucho.
No eran nuestras palabras, ni nuestras frases secretas.
Eran tus dedos rozando mi cara hasta agarrarme y acercarme a ti. Tus dientes mordiendo mis labios mientras se me corta la respiración por tenerte cerca...tan cerca.
Era tu cuerpo pegado al mío, tanto que pareciera que no estuviéramos vestidos.
Era tu boca susurrándome al oído: Dime.
Soy tuya. Sale sin pensar de mis labios.
Y entonces no hay nada más.
El mundo se para y tu voluntad es la mía. Me llevas a sitios dónde quiero llegar de tu mano, Juntos.
Vuelvo a cerrar los ojos, necesito sentirte de nuevo.