jueves, 13 de diciembre de 2018

El roce


Me he despertado sintiendo el roce de tus dedos en mi piel.

¿Dónde estás? ... silencio.

Era real, mucho.

No eran nuestras palabras, ni nuestras frases secretas. 
Eran tus dedos rozando mi cara hasta agarrarme y acercarme a ti. Tus dientes mordiendo mis labios mientras se me corta la respiración por tenerte cerca...tan cerca.

Era tu cuerpo pegado al mío, tanto que pareciera que no estuviéramos vestidos.

Era tu boca susurrándome al oído: Dime.

Soy tuya. Sale sin pensar de mis labios.

Y entonces no hay nada más.

El mundo se para y tu voluntad es la mía. Me llevas a sitios dónde quiero llegar de tu mano, Juntos.

Vuelvo a cerrar los ojos, necesito sentirte de nuevo.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Ausencia


No te has ido y ya me molesta saber que no estarás, me niego, me resisto. 

Te lo digo susurrando al oído mientras paso mis dedos por tu pecho, arriba, abajo, podría estar así indefinidamente.

Tú haces como que no me oyes y apuramos unos minutos más. 

Y al final te pido que me eches, me miras me besas y te levantas poco a poco desenredándote de mí.

Y cuándo consigo por fin separarme es cuándo empiezo a sentir que me faltas.

Que tus manos calientes ya no recorren mi cuerpo, ni aprietan mi piel y me siento vacía.

Qué tus besos y mordiscos en mis labios me dan oxígeno para respirar.

Que tus gemidos y ruidos que tanto me excitan no se oyen.

¿Cómo hago para pasar sin ti? Tú puedes sin mí, lo sé.

Duele.

Y tendré que acostumbrarme porque nunca día te irás pero para siempre y entonces el recuerdo de nosotros juntos no me servirá.

¿Y entonces?

viernes, 19 de octubre de 2018

Y entonces cuándo estás cerca...

Puedo no echarte de menos. Ocupo mi tiempo y lo aprovecho y pasan las horas o días cómo si nada.

No contestar los mensajes no es algo difícil, me sale solo. no ando pendiente de ellos.

Acordarse o no puede ser circunstancial.

No te hago daño, o no conscientemente. Pero tampoco lo pienso.

Con gente somos uno más.

A lo mejor si me permitiera bajar la guardia sabría qué pasa por mi cabeza, pero eso significa sentir más de lo que se gestionar.

Hasta que sólo estás tú.
Tu y yo. Solos.
Y te acercas y me rozas.
Y te siento.
Y me pierdo.
Todo los sentimientos tapados salen o lo intentan pero se quedan en un nudo en la garganta.
Y tú crees que todo es igual.
Y yo muero porque lo creas. No me descubras. No quiero que lo hagas. Si lo haces te darás cuenta de lo poco valioso que soy, cobarde, egoísta y acojonado.

solo por no querer quererte, no soy.

viernes, 28 de septiembre de 2018

La culpa

Estás mal, lo se.
¿Soy yo la culpable?
NO.
¿Por qué ese gesto duro?
¿Por qué esos silencios interminables?
¿Por qué ese desprecio en tus formas?
No voy a ser yo la que diga como tienes que comportarte cuando algo no te gusta, te duele, te molesta, no.
Tampoco como debes alegrarte cuando pasa todo lo contrario.
Lo que no permito es tragarme la culpa y los modos de algo de lo que no soy responsable.
Llegará un día, lo hará estoy segura, en el que no lo consienta de verdad. Un día en el que en vez de escribir te plante cara y te diga lo equivocado que estás tirando piedras al tejado que te cobija.
Si te lo dijera así según lo escribo  probablemente te alarmarías y negarías tu comportamiento , es más , si te pillara en uno de eso malos días de verdad, soltarías alguna de tus más dañinas perlas esas que cuando te sientes herido sueltas sin pensar.
Entonces… entonces ahí se acabaría todo.
Un cambio de actitud , que no de sentimientos ni de proceder, te pido .
Por tu bien ,  por mi bien , por el nuestro.

martes, 28 de agosto de 2018

¿Qué pasó?

Ahora pasado el tiempo y siendo completamente sincero no lo vi venir, aunque hubo muchas cosas pequeñas y no tanto que dieron la alarma y no lo supe ver.

Cuando intento culparla por no luchar , por no mirar por mi, hay algo que me frena porque si me detengo un segundo puedo oírla decir : 

- ¿Puedo ayudarte?

- Lo que daría por quitarte carga y despejarte.

- ¿ Estás bien cariño?

- No te preocupes de ésta también salimos.


Y así infinitas veces que yo no tomé en cuenta por orgullo, dejadez, o simple estupidez.

Y no siempre eran malas caras , al revés siempre una palabra de aliento, un hombro en que apoyarme. 

Pero ¿y ella? . Hubo algún momento en que me necesitara, supongo, pero  no lo sé, no me  preocupé, no supe ver nada más allá de mis narices.

Y se cansó. 

De te quieros de respuestas, de planes aplazados, decisiones no tomadas,  de dejar pasar el tiempo , de llevar todo el peso sin nada a cambio, de ser solo una para casi todo.

Y aún así lo intentó una vez más, pero yo estaba ciego no había nada más que mis miserias y no entendí ni quise entender.

¿y ahora?  

Ahora, tarde  muy tarde lo veo pero perdí.

Siento rabia y pena por el dolor causado y solo puedo decir perdón y gracias por haberme querido cómo no pensé que alguien pudiera. 

Te quiero, se feliz.

jueves, 26 de julio de 2018

Como decir...

Aquí ando dándole le vueltas a escribirte o no.

Si debo hacerlo o si lo olvido.

Si quiero que quede constancia de lo importante que eres para mí.

Que cuándo estoy contigo desaparece el mundo. Todo lo bueno y lo malo.

Solo hay ... Solo digo, ja. Hay tranquilidad, silencio, confianza, amor, respeto, complicidad, paz, sonrisas, pasión, esperanza y así seguiría eternamente.

Pero no lo hago, no quiero que nuestro acuerdo no firmado se haga añicos.

Quiero mantenerlo así, sin tiempo, sin horas, sin fecha, sin reproches, sin compromiso, pero con caducidad.

Qué difícil es decir te echo de menos.

domingo, 1 de julio de 2018

Nuestras horas

- Perdona,  me entretuve recogiendo el correo. 

Entró decidida en en salón acercándose y dandole un beso ligero en los labios. Como hacía cada vez que se veían en esas circunstancias. 
Ella dejo sus cosas en el banco de la entrada y abriendo el bolso saco su móvil y en tabaco para dejarlo en en salón. 

- Bueno y ¿ has currado mucho? Le preguntó mientras se disponía a preparar su vaso de culo ancho lleno de hielo,  para mas tarde echar el whisky que se beberían a sorbitos compartiendo.

Era todo como ritual premeditado.

Ella se iba desnudando mientras le contaba los chismes del día,  él la miraba atento a todos sus movimientos.

Mas tarde sentados en el sofá con las piernas entrelazadas hablando de cosas sin importancia y fumando un par de cigarrillos,  Era su rutina esporádica y a ella se ceñían y se aferraban.

La conversación se tornaba por momentos mas intensa  o picante dependiendo de sus estados de ánimo,  de sus ganas de implicarse o dejarse llevar.

Y entonces es cuándo todo empezaba.  

Ese lapso de tiempo en el que solo existían ellos.  Sus cuerpos desnudos,  sus lenguas enlazadas,  manos inquietas y la piel pegada para aprovechar cada segundo de contacto. 

Todo era dicho por sus ojos,  que no se permitían cerrar,  para poder saber que no era un sueño.  Las miradas eran tan intensas que quemaban y a ratos dolían.
Estaban compenetrados, ansiosos por disfrutar sus cuerpos, como nadie mas sabía hacerlo. 

La temperatura subia y subia,  les faltaba el aire, boqueaban con sus labios unidos intentando robarse el aire mutuamente.
Las manos tenían vida propia explorando cada centímetro de piel,  como si no la conocieran,  como si quisieran dejarla grabada para siempre en su memoria por si no había proxima vez. 

El silencio roto por sus gemidos, sus frases a medias y el choque de sus cuerpos. Lo hacian sin descanso,  por miedo a que sus momento terminase,  ese momento que  esperaban con desesperación cada una o dos semanas.

Disfrutaban de sus fantasías juntos,  reían,  se retaban de vez en cuando se medían,  era su peculiar manera de dejarle claro al otro lo importante que era sin reconocerlo.

Pero el tiempo juntos tenia duración determinada. 

-Sácame una toalla anda.  Y con aire despreocupado en ambos empezaba de nuevo su otro ritual, el de despedida. 

Depués de tanto tiempo a veces era difícil separar tanta intensidad con una mera transacción y se cruzaban rozandose,  se hacían pequeñas confidencias,  mantenían conversaciones como si de una relación se tratase. 

Ya habia terminado de vestirse y estaba casi en la puerta. 
- ¿Llevas todo? .
- Si,  todo,  lo he codigo de encima de la mesa.

Y así terminaba otra vez la mejor historia de amor,  sexo y amistad de sus vidas,  esa que no se atrevían a sacar fuera de esas cuatro paredes. 

Vergüenza,  el qué diran,  responsabilidad.

Horas....Esa que les hacía tan infelices cuándo se cerraba la puerta.