En otras circunstancias,  en otro momento no se habrían conocido. Nada en común, o sí.
 La vida es  caprichosa.
Pero un día coincidieron  en el espacio y en los tiempos propicios.
¿Propicios? ¿Para qué?  Para tener una gran historia. 
Una historia diferente de  una relación diferente, no convencional. ¿Cuántos tipos de relaciones conocéis?  
No hay definición que  encaje en ella todavía, no se escrito. Tampoco ellos saben si tiene nombre, o  si lo intuyen y lo saben no quieren decirlo en alto.
Una vez quisiste  y  ya; ya es suficiente. No vas a permitirte hacerlo otra vez como se debe de  hacer, hasta perder el sentido.
Entonces, cómo es que hay  historia, te preguntarás. 
Sigue, sigue leyendo.
Hay historia porque hubo  dos personas que se encontraron, buscaron sitios en común, tiempos perdidos,  conversaciones, promesas, ojalas y también espacios, ya tenían vidas hechas a  las que no podían renunciar, y tampoco querían.
Y con el tiempo fue  cogiendo forma, diferente a cualquier otra. Con más intensidad pero también con  más silencios, con más necesidad y menos compromiso, con recorrido pero sin promesas,  con tantos encuentros como ausencias, con espacio, con libertad, con más de lo  que tienen otras historias, diferente a cualquier otra vivida antes.
Pero las vidas paralelas  no suelen funcionar y esta no es una excepción. ¿O sí?
No lo saben, no se lo  preguntan, continúan a pesar de las dificultades, o como consecuencia de ellas.
¿Por qué continuar si  sabes que hay final? ¿Por qué hacerlo si no hay futuro? 
Porque es su historia y  cada uno la vive como quiere.