Cuando me convertí en madre no lo hice de la manera más habitual, tradicional, como queráis llamarlo y eso implica algunas cosas diferentes en la forma de sentirse madre, al principio sobre todo. Ahí va mi explicación.
Yo no tuve 9 meses para "hacerme" a la idea que tendría un hijo, fueron algunos más, pero sin presión alguna, no tenía fecha fin, ni tenia dolores ni cambios en mi cuerpo ni nada.
Cuando lo ves por primera vez es chocante por lo menos, en mi caso no era bebe, era un peque de año y medio, al que dos extraños le querían coger y al pobrecito no le hacía mucha gracia.
No estas con tu familia en ese momento, estábamos a un montón de kilómetros de casa en un lugar con conocido.
Quieres querer a ese niño que es tu hijo, pero todavía no lo quieres, aunque tengas una ganas locas de protegerle y hacerle sentirse bien a tu lado, darle cariño, seguridad.
Con todo esto, sentirte madre es algo que va creciendo en ti a medida que pasa el tiempo juntos. Los vínculos se hacen día a día con cada experiencia vivida.
Mi momento, ese en el que fui consciente que era la madre de mi hijo y con ello la certeza que eso me cambiaría para siempre fue un día en el medico. No se cuánto tiempo llevaba en casa pero se perfectamente cómo y en qué momento pasó.
Era habitual los primeros meses pasar un montón de controles médicos para asegurar que todos estaba bien y tener bien controlados los problemas médicos de Abe. Tuvimos muchos análisis de sangre, cosa muy desagradable para todos pero para los niños pequeños creo que más, ellos no saben que pasan y se sienten desbordados.
Las primeras veces Abe lloraba desconsolado y yo sentía una pena tremenda porque no había consuelo para él. Pero un día mi peque desesperado por las "perrerías" que le hacían grito mamá, y yo me paralice, empecé a llorar y mi parte MADRE solo quería sacarle de allí para que no sufriera, menos mal que esa parte madre es adulta y sabe que los médicos son parte de la vida y que están para ayudarnos.
En ese momento mi cuerpo y mi mente ya estaban coordinadas ya estaban en el mismo punto, todo junto en ese instante hacían de mí su madre, y entre llantos de los dos, besos "curativos" y la mirada atónita de las enfermeras era la mujer más feliz del mundo.
Y todo estoy volvió ayer a mi mente cuando fuimos a una prueba rutinaria y tuvieron que pincharle para dejarle una vía.
Miedo, orgullo, felicidad y amor incondicional, todo junto sentía mientras que miraba a mi chico grande pasar por algo difícil para el los médicos.
Vamos, como todas las MADRES.
Feliz viernes.