Mirar al espejo. Levantar la cara y ver algo que no me gusta. Veo a alguien cansado, con ojeras, sin brillo en los ojos.
Hoy se notan más las arrugas, las líneas de expresión que normalmente pasan desapercibidas. No hay sonrisa, ni siquiera un leve gesto en los labios.
El reflejo es una cara derrotada, sin ganas, con mirada de remordimiento y ojos perdidos. Los músculos sin forma caídos, dejados.
¿Qué hay detrás?
Distancia, soledad, remordimiento, separación, impotencia, intolerancia, odio, pena, rechazo, malestar.
¿Sólo?
No, también necesidad, auxilio, desesperación, quereres, olvido, sentimientos, pensamientos.
No debería haber espejos ni sus reflejos en días malos.
Vuelvo a la cama. Me tapo. Apago la luz.
Tengo la esperanza de que todo desaparezca cuando amanezca.
lunes, 18 de enero de 2016
domingo, 10 de enero de 2016
Mientras siga lloviendo
No para de llover.
Y creo que es un reflejo de mi vida que se desmorona porque no encuentro donde agarrarme.
No puedo despegarme de la ventana, de su imagen en ella, saliendo sin despedirse, sin mirar atrás.
Dentro el fuego me recuerda los momentos juntos, la complicidad, las frases incompletas por besos robados, sorbos de whisky, caladas de cigarro... intimidad.
Y me vuelvo a la ventana para sentir más pena por mi y las decisiones no tomadas.
Si hubiera hecho, si hubiera dicho, ... eso ahora no tiene importancia, me dejé llevar aún sabiendo que el responsable sería únicamente yo.
Me quedaré un rato más aquí, compadeciéndome de mí, llorando por aquello que no pudo ser, soñando sus besos y nuestros momentos juntos.
Solo un poco más. Cuando me levante no volveré a mirar atrás y todo se habrá acabado.
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