No para de llover.
Y creo que es un reflejo de mi vida que se desmorona porque no encuentro donde agarrarme.
No puedo despegarme de la ventana, de su imagen en ella, saliendo sin despedirse, sin mirar atrás.
Dentro el fuego me recuerda los momentos juntos, la complicidad, las frases incompletas por besos robados, sorbos de whisky, caladas de cigarro... intimidad.
Y me vuelvo a la ventana para sentir más pena por mi y las decisiones no tomadas.
Si hubiera hecho, si hubiera dicho, ... eso ahora no tiene importancia, me dejé llevar aún sabiendo que el responsable sería únicamente yo.
Me quedaré un rato más aquí, compadeciéndome de mí, llorando por aquello que no pudo ser, soñando sus besos y nuestros momentos juntos.
Solo un poco más. Cuando me levante no volveré a mirar atrás y todo se habrá acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario