jueves, 26 de noviembre de 2020

Y lo que queda

Me conozco las fases del duelo y estoy casi segura de haberlas pasado cuando falleció de manera inesperada y temprana mi padre.

Se lo que significan y supone cuando muere alguien querido o importante en nuestra vida.

Y ahora llevo casi dos semanas evitando pensar en ello, en otra muerte. Está sin fecha pero previsible . Y no quiero aceptarla , ni tampoco el duelo.

Se cómo duelen las primeras veces y aunque muchas ya las he hecho sin ti porque ya estabas enfermo, pero yo sabía que todavía estabas, estás.
No quiero acostumbrarme al hecho de ir sola en el bus, a no ir a buscarte para un café, no poder ir a comer juntos, coger la bicicleta. No quiero hacerlo sola.

Soy consciente de como los recuerdos y las imágenes que tengo de nosotros se terminan  difuminando, perdiendo detalles, casi olvidándose, porque el tiempo pasa y la mente es sabía y no nos deja quedarnos mucho tiempo donde duele tanto y como lo sé no quiero que pase, no quiero olvidarnos.

Duele tanto saber que te vas a ir. Me cuesta respirar, si lo pienso más de 5 minutos, las lágrimas asoman y ya es casi imposible ver nada porque los ojos se inundan y ya no puedo parar.

Estoy tan cabreada , tan desilusionada, tan decepcionada, tan dolida y tan asustada.

Y lo peor de todo lo que más rabia me da es la impotencia de no poder hacer nada por tí, pero tampoco por mi y tú recuerdo, mi duelo, tu adiós.

Es ley de vida, si y vaya puta mierda.
Y me rebelo ante la idea del olvido, del paso del tiempo, del vacío. Porque no puedo impedirlo y eso es más doloroso todavía.

Qué difícil está siendo ésto.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario