Y otra vez en el mismo punto.
Mismo escenario, mismo monólogo, mismas personas, mismas repuestas.
Sólo cambia el espacio tiempo.
El cansancio se hace más y más grande.
La paciencia tiene fecha de caducidad, no la ves pero la intuyes.
Esa lucha interna por lo que quieres y lo que debes, cuando el deber será el que te saque de agujero, porque el querer ha ayudó al hundimiento.
Y otra vuelta más.
Y otra oportunidad más.
Y todo una vez más, con tal de no dar un paso al frente.
Porque empezar de cero con tanto peso como el que tienes, lastra.
No hay nada que te haga seguir ahí, pero no puedes desprenderte de ello.
Tu yo agotado no puede más, necesita un yo decidido.
No dejes pasar el tiempo.
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