¡Qué puta locura!
Tu abrazo.
Pero no uno normal, el tuyo.
Pero no uno como otras veces , no.
El abrazo de hoy.
Desnudos, pegados el uno al otro.
Mis manos en tu cara, las bocas pegadas jugando con las lenguas y su saliva.
Tus manos apretando tan fuerte que parecía imposible.
Más fuerte, para pegarnos todavía más si eso es posible.
No dejas de apretar.
No podría distinguir donde empieza mi piel y termina la tuya, o ¿Es al revés?
Medio minuto, uno o dos, no lo sé.
Solo sé que todavía noto tu piel sobre la mía.
El resto es historia.
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