Y el la miraba cómo nadie la miró jamás.
Veía en ella cosas que la hacían especial a sus ojos.
Y mientras, ella veía en un hombre sensible, vulnerable, con un corazón enorme al que los miedos quisieron pararle pero no lo consiguieron.
Y se encontraban en su lugar ese que nadie conoce, ese que solo es de ellos.
En el que se guardan las cosas que no pasarán, que no se saben, que no se cuentan
Y siempre habrá una palabra, unas buenas noches, un deseo y un beso
Y siempre habrá una palabra, unas buenas noches, un deseo y un beso