Me gustaba quererte.
Pensarte, hablarte ,cuidarte hasta en la distancia, preocuparme por ti , tus cosas.
Eso me hacía sonreír, me hacía sentir bien y me gustaba mucho hacerlo.
Era recíproco, creo.
Por eso era bonito, estimulante, divertido y a veces inspirador .
Después llegó la decepción, la apatía, el silencio, el dolor y la incomprensión.
Me quedo con haber querido.
Por qué eso, si depende de mi, porque soy yo quien lo sintió y lo hice muy bien , porque me gustó ser la persona que te quería.
Es posible que te quiera siempre, no de la misma manera, pero si de una en la que veía a alguien a quien merecía la pena querer.
Y eso también me hace feliz.