Después de 40 minutos de esperando a que se durmiera y tras oír unos cuantos ronquidos, pensó que ya no oiría nada.
Se levantó con mucho cuidado y salió de la habitación. Se detuvo un segundo en la puerta, el silencio de la noche hacia que dudara, no estaba segura de haber oído algo.
Revisó toda la casa, como si en vez de largarse, fuera a irse de vacaciones comprobando que todo quedaba en su sitio.
Nunca pensó que huir era una opción para ella, pero su vida perfecta no encajaba con la felicidad que soñaba.
Trabajo estable, un marido genial, o eso creía, una familia estupenda y unos verdaderos amigos.
No pensó que vivía en una jaula de oro que ella misma había construido y ahora todo era asfixiante.
Nada de lo que antes aceptaba gustosa lo quería ya.
Había tardado en darse cuenta, pero no quería su trabajo, su entorno ni a su pareja y ya no había marcha atrás.
Cerró la puerta y con ella todo lo que le hiciera recordar lo que no quería ser ni tener. Todo al baúl del olvido.
Libertad
BlackBerry de movistar, allí donde estés está tu oficin@
miércoles, 6 de agosto de 2014
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