Empieza la cabeza a dar vueltas, a sobrepensar.
Luego las extremidades parece que tienen vida propia .
Empieza el calor interno que recorre cada vez más rápidamente el cuerpo.
Y empiezan las preguntas sin respuesta.
Indignación, enfado, decepción, soledad, rabia.
Los porqués repetitivos, los silencios eternos.
Momentos tensos que dejan paso a la triste calma.
La pena que se manifiesta en lágrimas, en hipidos, ansiedad, dolor de cabeza y la certeza de no merecerlo.
Y pasa. Si, aunque no lo creas pasa.
Y también se repetirá si no tomas medidas.
Los bucles son los finales de vidas sin arreglar.
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