Lo malo de conocerse tanto, es que en días como hoy sabes que acabarás mal o muy mal, si, no hay término medio.
Llevo días rara, "impertinente", que dicen mis amigas del norte, no hay nada realmente malo a tu alrededor, pero tienes la sensación que el mundo, los Astros, Dios, o quien tu mente imagine, cuando miras al cielo está en contra tuya. Y así me había levantado yo...
Como soy una persona que vivo en familia no puedes aislarte así como así, decidí pasar mi mal día, en modo "ameba", a saber, intentar pasar lo más inadvertida posible pero con niños, marido y en fin de semana complicado pero yo me lo habría propuesto, a cabezona no me gana nadie y oye iba a conseguirlo.
Los buenos días de rigor, por eso de no ser maleducada, desayunos, lavadoras; que maravillosos son los domingos, comidas para la semana. Todo transcurría bastante bien a pesar de mi cara, que según la mirada de mis chicos muy buena no sería, hasta nos fuimos a dar una vuelta con amigos y una cervecita pensando que lo peor había pasado. Pero no.
Tengo tendencia a acumular pensamientos dañinos, frases inacabadas y conatos de cabreo, y como eso de guardar sin necesidad no está bien, porque por la tontería más grande del mundo, hoy era un trozo de pan, si, un trozo de pan, intentas volver a acumular y terminas estallando, una pena, pero empiezas y no puedes parar.
Que si estoy de muy mal humor, ¡Que! ¿no ves que llevo todo el día evitándote para no tener una bronca?¡Que! ¿por qué no preguntas antes de hacer las cosas? Que no me soporto ni yo, así que vete antes de que diga una inconveniencia. y para rematar suelto,... Que estoy harta de esta mierda de vida que tengo.
Y después de soltar esa bomba yo me quedo tan a gusto solo por dos segundos no creáis que dura más el alivio, pero la cara de la otra persona es de, ¡madre mía! ¿tan malo es todo lo que vivimos juntos?.. Y no, no es tan malo, pero hoy todo es malo a mí alrededor.
Mientras mirando al suelo pienso que la he cagado pero bien, oigo la puerta y se ha ido. Normal, si a mí me chillan así también lo haría ¿no? Pero en menos de un minuto mientras pienso como arreglar el estropicio suena de nuevo la puerta y ahí esta él con cara de circunstancias e intentando hablar para culparse de todos nuestros males, de todos mis males.
Pero no puedo dejar que lo haga, ains si yo solo necesito estar con él más tiempo, tengo dependencia, siempre la he tenido. Si él está a mi lado yo puedo con todo, pero claro, no puede estar conmigo ¡Toooodooo! el día, tiene un trabajo, una empresa, una responsabilidad y yo lo que tengo es un mono de él que no me tengo pero que con la edad que tengo debería superar pero oyes, me cuesta ¡eh!
Entonces me mira y le digo exactamente eso, que cuando no está cerca de mi todo es más difícil, que me faltan horas al día para estar con él, que sé que no debo pedírselo porque es muy egoísta por mi parte pero lo quiero todo para mí, todo el día. Y ahora es cuando entiendo a mi padre cuando decía, no quiero que crezcáis, os tendría en una vitrina encima del piano para teneros siempre conmigo. Lo del piano debe ser algún trauma infantil, en casa nunca hubo piano.
Y aunque el día se presentaba muy muy duro y difícil, explotando tal y como intuía nada más levantarme también conseguí saber lo que me pasaba, y decirlo en alto terminó por poner en su sitio un domingo que se preveía negro en uno de familia junta, pegadita a él.
Te quiero amor, qué paciencia tienes.
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Maria