Me gusta llegar unos minutos tarde para observarte.
Mientras voy llegando te miro.
Me voy acercando. Tu a lo tuyo, teléfono, cigarro.
Me gusta.
Me resulta excitante verte cuando crees que nadie te ve.
Tus formas, tu pose, concentrado.
Cada vez más cerca noto sin querer como mi cuerpo reacciona a lo que veo, a lo que me imagino, a lo que me hace sentir ese hombre, que sólo espera.
Sorprende después de un tiempo, o no.
Siempre he pensado que el día que no se me erice la piel, no sé dilaten mis pupilas, no se me acelere en cuerpo cuando te miro, ese día ya no habrá mucho más que decir.
Pero mientras...
Quedan un par de metros, ya me ves.
Esa forma de mirar que me desmonta y me excita a partes iguales.
Los últimos pasos son casi a cámara lenta.
Sonrisa.
Te beso o me besas, imposible saber quien se lanzó primero.
Ya está. O no.
Queda lo mejor.