Recuérdame

Me gustaría que no me olvidaras. 

No es una petición, es solo un deseo.

Qué algún momento te haya dejado huella.

 

Qué alguna conversación sea imborrable.

Qué los sentimientos aunque diferentes, permanezcan.

Ser un buen recuerdo. 

Uno de los que hacen sonreír.

De los que dejan buen sabor de boca.

De los que gusta recordar.

Sería bonito saber que al haber formado parte de tu vida durante un tiempo. 

Estuvo bien, fue bonito, mereció la pena .

Sólo eso, recuérdame.

Límite

¿Dónde está el tuyo? 

Yo tenía claro el mío, pero lo hiciste añicos muy rápido.

Ya no tengo claro si lo tengo, pero sí queda alguno lo romperé contigo.

Por la adrenalina, por la sensación de volar, de satisfacción, de locura.

Es adictivo traspasar los límites juntos.

No lo sabía hasta que lo hicimos y ahora solo quiero romper todos y cada uno de los que se nos pongan por delante. 

¿Me acompañas? ¿Quieres hacerlo? 

Vamos, hagámoslo, juntos, siempre.

¿Qué era?

Lo que hice por llamar tú atención.

El tiempo que perdí, pensando en como podría hacer para que me vieras.

Para ser eso que querías y buscabas, o eso pensé.

Solo era pasar el tiempo y pasó, vaya si pasó.

Poca huella, poco recuerdo dejo.

Pero al revés, no.

La primera vez de tantas cosas, incluidas las malas, esas que no se deberían conocer.

Todas esas y más.

Tú. 

Cómo para olvidarte.

Me hiciste creer.

Intenté ser.

Y me perdí.

Vaya faena me has hecho.

Darte las buenas noches

No sé dónde estás, no importa.

Estás bien, lo sé y eso me gusta.

Solo estás lejos. Y aún así ...

Hoy quería desearte buenas noches.

Que sepas que soñaré, como cada noche contigo.

Y sentiré como me abrazas, como me besas, como nuestra piel se roza sin parar, de puta necesidad.

Aspirando el aire casi inexistente entre nosotros. 

Sujetándonos fuerte para no perdernos y dejarnos marcas de deseo de esas que no se borran, de esas que permanecen. 

Y así cogeré el sueño, pensándote. 

Así que buenas noches. Tú yo, en mí, me acompaña

¡Qué suerte!

Tengo un plan

Vámonos. 

¿A dónde?. No importa, es suficiente con que estemos los dos.

¿Cuánto tiempo?. El que necesitemos para amar tanto como queramos.

¿Cuándo?. A mí me vale toda la vida.

¿Por qué ahora?. ¿Por qué no? Con nosotros cualquier momento es bueno.

Es mi plan para nosotros, para sentir, vivir, reír ,soñar, disfrutar, estar .

Es un plan eterno que bien podría durar horas, segundo o una vida entera, pero es nuestro.

Qué, ¿nos vamos ya?

Otra primera vez

 Con 44 recién cumplidos y sigue habiendo primeras veces.

Por qué es ahora los últimos años, cuando empiezo a ser yo.

Madrid, un evento en una zona en la que jamás hubiera pensado ir, un viernes noche.

Cuando saqué la entrada lo hice casi sin pensar, porque si lo hubiera hecho, la cabeza me habría explotado de tanto trajín mental, con el resultado de : NO

No ir sola a un sitio

No ir a conocer gente nueva

No hacer algo por primera vez

No ... Cualquier excusa es buena.

Pero lo hice, saqué la entrada y hoy era el día.

Y lo he hecho, una vez más he superado mis miedos, mi ansiedad, mi vergüenza, mis bloqueos.

Y además he disfrutado tanto de elegir, de la soledad, de la compañía de extraños, de las nuevas sensaciones.

Orgullosa . Y sigo sumando. 

¿Te espero?

Me cuesta conciliar el sueño.

Te echo de menos.

Mi piel necesita el contacto con la tuya.

Mi cuerpo te extraña.

No consigo quitarte de mi cabeza.

¿Sabes ya cuándo volverás?

¿Lo has pensado? 

¿Quieres?

¿Lo harás? 

Transitando

Ojalá no pensarte.

Ojalá no echarte de menos.

Ojalá no tenerte permanente en mi cabeza.

Así te olvidaría.

Así mi vida no sería un continuo pensarte.

Así empezaría a soltar.

Entonces abriría mi vida a cosas nuevas.

Entonces no dependería de tí.

Entonces te habría superado.

Y después ya no dolería tanto.

Y después continuaría mi camino.

Y después solo serías un recuerdo.

Atrapado

Sabía que no tenía que mirarte a los ojos.

No debía mantenerte la mirada.

No podía acostumbrarme a tu lengua, tu saliva, tus besos.

Qué no se me erizaría la piel, como lo hacen con tus manos.

Sabía que no había historia, solo final.

Qué los abrazos con la nariz metida en tu cuello, terminarían.

La absoluta certeza de que fue un maravilloso espejismo.

Qué hay historias que no tienen trama, solo un principio explosivo y un desenlace previsible.

No por eso menos doloroso.

Por qué lo es. 

Duele, lo sé , lo sabes. Los sabíamos.

Pero aún así, hubo historia. 

Porque quise, porque quisiste, quisimos.

El efecto

Sobresalto. Todas y cada una de las veces.

Incapacidad de dejar de sonreír.

Se eriza el bello, se enrojecen las mejillas y tiembla el cuerpo.

El corazón empieza a latir tan fuerte que es casi imposible, no pensar en que pare, porque podría salirse del pecho.

Dura bastante y no se puede controlar.

Te hace sentir jodidamente bien.

Así que siempre esperas que se repita, porque engancha.

- ¿Y qué es exactamente?, preguntas.

- Tú y tu efecto en mi. 

¡Qué difícil!

Soltarte.

Mírame bien.

Dejarte ir.

Cuidarme.

Olvidarte.

Quererme.

Quererte.

Sanar.

Pensar.

Cuidar.

Seguir.

Estar.

Y así, hasta volver a ser yo. 

Yo sin tí.

¡Qué difícil!