Pensé que la primera vez que te viera estaría preparada para ese momento, que tendría todo controlado, total llevábamos más de un año esperándote, creí que me había imaginado todos los supuestos… pero no.
No recuerdo si fuiste el tercero o el quinto, te costó salir del pasillo que daba a las habitaciones, Éramos muchas personas para ti, todo nuevo desconocido, con lo poco que a ti te gustan las primeras veces. Tigist te empujaba suavemente mientras que repetía "Abenezer is very especial" con ese inglés de acento y forma imposible. Y no le faltaba razón.
Y en ese momento empezaste a llorar, pero no un lloro cualquiera, el lloro más desgarrador que he oído en mi vida, tus ojos estaban muy abiertos y fuera de sus órbitas, mirabas a todos los lados buscando algo seguro a lo que agarrarte, y nosotros, tus padres no éramos en ese momento la mejor opción. No exagero nada diciendo que estuviste horas llorando y tampoco exagero diciendo que pensé que había tomado la peor decisión de mi vida, pensé que no sería capaz de hacerte feliz. Que equivocaba estaba.
La situación era muy difícil, dos padres primerizos con todo el miedo del mundo y un bebe de 18 meses muerto de miedo, y solo se me ocurrió besarte, mucho, todo el rato, durante todo el tiempo que estuvieras llorando. No dejamos de besarte, esas mejillas regordetas, los brazos, las manitas, el pelo, sin parar miles de besos, que no se terminaban nunca.
Después de muchas horas, de salir y volver a la casa y otros miles de millones de besos, por fin paraste de llorar, aunque la tristeza de tu cara tardó en desaparecer unas horas y 12 horas de sueño.
Y desde entonces, darte un millón de besos, como te gusta decir, es el mejor bálsamo, para tus nervios, tus enfados, tus inquietudes y tus miedos; y lo mejor de todo es que con casi 6 años ya los pides si los necesitas y yo me derrito mientras te lleno de besos, grandes, pequeñitos y de todos los colores, y tu ríes a carcajadas intentando decir más, más.
Hoy pienso darte un millón de ellos sin que me los pidas y por que si, por que hoy soy yo la que los necesito.