Pues a pesar de todo hoy te hubiera llamado.
Te hubiera contado por que no estoy bien, por qué no sonrío, porqué me cuesta seguir.
Pero son tantos meses que ya no tiene sentido.
Ya no eres a quien le gustaba escuchar mis historias.
Ya no tiene gracia mi rapidez respondiendo a tus desafíos.
No tengo mucho que aportar.
Si estoy, bien, pero si no, tampoco pasa nada.
Se pasó la novedad, el misterio por conocer que había detrás de esa sonrisa.
Así que en vez de coger el teléfono, he puesto música y he bailado hasta acabar agotada.
Porque cada uno se quita las penas como puede y hoy lo he conseguido.