Miro si hay mensajes tuyos.
Sigo haciéndolo aún sabiendo que no van aparecer.
Ya no hay buenas noches.
Ya no hay buenos días.
Ni siquiera un ¿Qué tal?
Lo echo de menos.
Como otras tantas cosas.
Pasará.
Como todas las cosas que no permanecen, que se terminan y que se olvidan.
Porque tú también serás olvidado.
Pero todavía me resisto.