La noche son las peores.
Porque es cuando se bajan las defensas, se quitan las caretas, se va el maquillaje con la ducha.
Y en ese momento es cuando más falta hace.
Un beso, un abrazo, un polvo, un whisky, una conversación.
Para apaciguar el alma, calmar los pensamientos y dejar la mente en blanco.
Y solo te queda pensar en lo que fue , en lo que pasó, lo que significó.
Y entonces calculas mentalmente cuántas noches te quedan así, vacías, oscuras, solas.
Y no sabes poner fecha, día , momento.
Y así todas las noches.
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