Como madre de adolescente me preocupo.
Por nada y por todo. Es ley de vida y aunque soy bastante racional e intento no ser sobreprotectora, hay momentos en los que es imposible no tener inquietud, malestar y hasta dolor de corazón.
Todo ésto viene por que ayer me quedé impactada con una conversación con mi hijo mayor.
Salió con los amigos y cuándo llegó me contó su tarde. Siempre lo hace, no es lo que más me divierte oír, pero esa confianza es fantástica para su educación, a mí me lo parece.
Me cuenta siempre con pelos y señales, puede llegar a ser muy pesado. Y ayer antes de marcharse a la cama ...
¡Ah mami! - pausa, ¿Es verdad que quieren echar a los que no tienen nacionalidad española? ¿Yo la tengo? ¿Qué es nacionalidad? - de corrido y casi sin respirar.
Y en ese momento mi cara debió ser un problema, porque me preguntó que si le iban a echar de España.
Y éste señores es el maravilloso clima que hay en éste país. Qué un chaval de 14 años, adoptado , de otra raza , se pregunte , si existe la posibilidad que le echen de su casa.
Ya aviso , no soy alarmista, soy consciente de que la realidad que estamos viviendo. Odio e intolerancia por todos lados y a todas horas, Tele, RRSS.
Respeto, educación, empatía.
Nos está quedando un panorama preocupante.
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