Tus dedos rozan mi brazo, mientras me acerco a darte los dos besos de bienvenida.
Nos acercamos mucho pero solo se toca nuestra ropa, más que suficiente para sentir el calor.
La mascarilla camufla las sonrisas y mís mejillas coloradas.
Nuestros ojos no dejan de mirarse, ni un momento.
Parecería que fuéramos a tropezar o caer pero no, continuamos andando como si algo nos fuera empujando a andar, mientras permanecemos lo más juntos posibles.
Me entretengo rebuscado en el bolso, las llaves y al levantar la cabeza, casi mi doy de bruces contigo.
Y de repente nuestras bocas de tocan y ya no ha manera de frenar
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