domingo, 29 de mayo de 2022

Su cuerpo

Ya no se escondía. Ni encorvando los hombros ni debajo de ropa excesivamente grande.

No había adelgazado, o no conscientemente. No había hecho nada reseñable, vamos.

Pero ahora se miraba y se gustaba. 

Reconocía lo que veía en el espejo. 

Cada estría, cada pliegue , cada marca, cicatriz, lunar, lorza, arruga. Todo ello junto, la hacían sentirse contenta, en paz con lo que sostenía su vida, su cuerpo.

¡Le gustaba cada día más, qué coño!

Era un gustazo verla moverse por la habitación tan segura de si misma contoneándose, pero no para mí, no, para si misma. Feliz de mostrarse segura, con ropa, a medio vestir o desnuda . 

- ¿Qué miras tan descaradamente?

- Como te paseas. Me gusta.

- Ja ja ja . (Muy alto) . Lo que te gusta es saber que lo conseguí por tí. 

- No. Me gusta ver, que por fin te lo creíste.
 

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