No fue buscado, pensado o premeditado.
Surgió y pensó que sería algo bueno para medir qué pasaba.
No fue consciente de que ninguna de las opciones sería la buena.
No picó. Porque el recuerdo de la primera vez se había diluido o porque de verdad no había sido tan importante.
Cualquiera de las opciones era mala.
Picó. Porque pensó que era una trampa o porque se dió cuenta que era cierto eso que ella decía, ya no había nada.
Cualquiera de las dos opciones volvía a ser mala.
Entonces ...
Entonces fue cuando el adiós se hizo realidad, cuando todo el tiempo invertido se diluyó entre palabras sin contestar, llamadas sin concretar, encuentros sin realizar.