La primera vez que me quedé desnuda delante de ti temblaba.
Tu no dejabas de mirarme, recorriendo todo mi cuerpo como si no me hubieras visto nunca.
A lo mejor era eso, me estabas viendo por primera vez.
El calor del fuego hacia que mi piel erizada y el temblor de mi cuerpo no fueran de frío, era deseo.
Deseo que veía en tus ojos y que me recorría entera.
El fuego, tú y yo.
Tu no dejabas de mirarme, recorriendo todo mi cuerpo como si no me hubieras visto nunca.
A lo mejor era eso, me estabas viendo por primera vez.
El calor del fuego hacia que mi piel erizada y el temblor de mi cuerpo no fueran de frío, era deseo.
Deseo que veía en tus ojos y que me recorría entera.
El fuego, tú y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario